Este fin de semana pude disfrutar de un día en la Mercedes Fashion Week de Madrid, diferente lo primero porque desde hace un par de temporadas la marca de coches le da nombre a la semana de la moda de la capital, que ironía, los Mercedes deben de ir a la misma velocidad a la que los organizadores se cargan este evento tan importante.
No me metí en el mundo del famoseo, porque ahora lo que era la Cibeles, centro de empresarios de la moda se ha convertido en una pasarela de famosos cuya única afición es jugar al pádel y pasear sus millones por las calles más caras de Madrid. Fui a trabajar, con los empresarios de verdad que dedican 12 horas diarias a sus negocios.
A la entrada en el pabellón de IFEMA reinaba la incredulidad, hace años la ropa era la reina de la fiesta, el 90 por ciento de las marcas se dedicaban al diseño, confección y distribución de las prendas de ropa. Sin embargo la historia ha cambiado y ahora el elemento predominante es el calzado, seguido por los complementos.
Alucinada me recorrí todo el pabellón, pude hablar con algunos representantes y empresarios y todos coincidían en lo mismo, el primer inconveniente de la Feria son las fechas, en Septiembre las colecciones están cerradas y todo el pescado vendido, es decir, la Feria debería ser el principio del verano como hace 4 años, donde los compradores se hacen una idea de las tendencias, sin embargo a día de hoy es todo lo contrario. Ya se ha comprado la mercancía ahora vas a la feria a ver si lo has hecho bien, suena absurdo.
Con esta situación como es lógico a las marcas no les merece la pena pagar las cantidades de dinero desorbitadas un fin de semana en IFEMA para no vender nada.Entonces a todos se nos ocurre la misma pregunta, ¿Qué sentido tiene la Feria?
